No obstante a los inicios propuesto para la “teoría del posmodernismo” a inicios y/o mediados del siglo XX, su mayor auge se da junto al fin de la polarización que había marcado el siglo pasado, con la caída del muro de Berlín en 1989.
Esta sinuosa armazón teórica del posmodernismo abarca un abanico de campos en los cuales ha introducido tendencias ideológicas determinantes, que a pesar de las críticas recibidas por sus contradicciones y extrañas delimitaciones con el modernismo, han sido muy acogidas por la sociedad actual. Dentro de los campos en que se encuentra una marcada influencia están, el arte, la cultura, pensamiento y organización social, entre otras.
Para fines prácticos y de contexto, analizaremos la teoría posmodernista y su influencia en la sociedad actual.
Primeramente, es necesario retomar las viejas enseñanzas, no como propósito dogmático, sino más bien como recolecta de los conocimientos acumulados por la humanidad con el fin de generar un marco teórico de análisis, en contraposición a las enseñanzas profesadas por el posmodernismo. El marxismo expone que la historia de la humanidad, es la historia de la lucha entre sus clases, con lo cual ilustramos que la predominancia de tal o cual pensamiento es la predominancia del mismo modelo que lo impulsa.
El control de las sociedades puede variar desde los mecanismos más hostiles como las dictaduras mediante la imposición de la fuerza, hasta las más sutiles como la utilización de la superestructura, la cual enmarca la ideología de una sociedad, para mantener el control de la misma.
Uno de los más esenciales instrumentos de dominación, muy bien comprendidos y utilizados por la burguesía es la educación, mediante la cual se reproduce el tipo de ideología que se quiere implantar en una sociedad y con la cual se garantiza el control en parte de esta.
“Para ser eficaz, toda educación impuesta por las clases poseedoras debe cumplir estas tres condiciones: destruir los restos de alguna tradición enemiga; consolidar y ampliar su propia situación como clase dominante; prevenir los comienzos de una posible rebelión de las clases dominadas. Sobre el plano de la educación, la clase dominante opera en tres frentes distintos, y aunque cada uno de esos frentes solicite vigilancia desigual según las épocas, la clase dominante no los abandona jamás.” (Ponce, 1934).
La burguesía ha sabido aplicar estos principios. Fomenta el posmodernismo.
A partir de esa asimilación paulatina y sistemática de las nuevas teorías – de forma consciente o inconsciente- es común que entre las capas oprimidas se den fenómenos que desenmascaramos.
El posmodernismo niega la existencia de la verdad, y reduce cualquier cosa a la relatividad, con lo cual argumenta que todo depende del que punto de vista de donde se vean las cosas. Esta afirmación posmodernista, más allá de la contradicción en si misma que posee al decir que este hecho es así aún y cuando niega la posibilidad de tener una verdad objetiva, es demasiado subjetivista y reduce todo a la interpretación olvidando que la formulación subjetiva tiene una base estrictamente material. También, esta negación conduce a la idea de que la realidad es in transformable y orienta a los oprimidos a aceptar el orden de cosas, negando la posibilidad de cambiar la situación de opresión y deja de lado la dinámica que se entrelaza en la realidad dialéctica.
Por otra parte omite el avance científico, el cual hasta la actualidad es la mejor forma o mecanismo que posee la humanidad para descartar o afianzar una teoría. En esta simplificación de las cosas, el posmodernismo se apoya en teorías científicas de relatividad (ejemplo: ecuación de schrodinger y otras) para negar el acceso a la realidad, y que lejos de soportar una negación del conocimiento, más bien reafirma la postura de que la realidad no es subjetiva, sino más bien es una combinación de factores objetivos y subjetivos que en última son puesto a juicio por el método científico.
Negar el acceso al conocimiento científico sería como negar que este escrito fue redactado en una computadora que funciona a base electricidad interconectada con en una serie de circuitos, y que los anteojos del lector no son una modificación del ángulo de la luz que es percibida por el ojo.
También, la teoría posmoderna, niega la construcción colectiva, orillándonos a la búsqueda de las salidas individuales, las cuales son de necesaria y a la vez confortante tranquilidad para la clase burguesa. De esta forma nos olvidamos que la historia (la cual para el posmodernismo no es más que relatos), nos ha enseñado que las verdaderas transformaciones sociales en beneficio de las mayorías han sido a partir del esfuerzo colectivo.
Entre otras tantas deformaciones que la teoría posmodernista profesa, concluiremos resumiendo un par; la enajenación del individuo de las ideas transformadoras de carácter político, dejando todo en manos de dios u otra solución abstracta, preocupándose por un “un cambio interior” y olvidando su papel histórico dentro de la sociedad; corriendo atrás de la última moda para ser original, siguiendo la realidad con el mismo efímero pasar de la noticia del medio de comunicación, y preocupándose únicamente por lo inmediato, descartando todo conocimiento histórico y comprensión de la posibilidad de transformar el futuro.
Desde la Juventud Socialista – SoB hacemos un llamado a retomar el estudio de las teorías científicas, el estudio del marxismo, combatir las ideas posmodernistas, comprender el papel histórico que desde nuestro desarrollo individual como parte de una colectividad podemos realizar, comprender que la parsimonia que nos imprimen estas teorías únicamente sirven de lastre en contra en la lucha de clases, favoreciendo para que la burguesía pueda sostener su sistema capitalista, que después de décadas de auge, no deja más que ciclos recurrentes de crisis, cercenando toda posibilidad de bienestar y pleno desarrollo para las capas oprimidas.