Al magisterio se plantea hoy una lucha que fue postergada por la traición de la dirigencia magisterial en 2010, cuando firmaron acuerdos con el gobierno en contra del mandato de asambleas y por la brutal arremetida de la dictadura contra los trabajadores organizados. A partir de ahí fue “tirar y abrazarse” para el gobierno metiendo cuanta reforma se le antojó, sobre todo la Ley Fundamental de Educación.
Hoy los vientos han arrastrado el augurio de la pérdida de lo último que le queda a los docentes: la estabilidad laboral.
Ante esta situación es fundamental entender que por fin le hemos dado una bofetada nuevamente al gobierno al obligarlo a engavetar estos decretos que ponen en acción lo que ya se montó: la Ley fundamental de Educación y la Ley marco en el sector salud; pero que es necesario continuar organizándonos para la lucha, retomar el protagonismo de las bases como se ha mostrado se puede hacer.
Debemos estar alertas y evitar que la vieja burocracia magisterial parsimoniosa y servil al gobierno tomé el control ya sea por medio de su persona o de sus cuadros menos “quemados”.
Además, es importante trazar una estrategia de lucha a largo plazo, lo que tenemos en frente es una dictadura y lo que vamos a botar es una reforma profunda aprobada por el Gobierno y avalada por los organismos de financiamiento internacional y los “gringos”. No debemos desperdiciar está nueva coyuntura de lucha, pero tampoco debemos correr como locos atrás del eterno activismo sin propósito.
La organización democrática desde las bases con una lucha planificada son las claves para caminar hacia la derogación de las reformas en salud y educación, para recuperar nuestros derechos como docentes.
¡Abajo la Ley fundamental de Educación!
¡Abajo la Ley Marco de Salud!
¡Abajo los decretos de reestructuración Salud y Educación!
¡Abajo las burocracias parasitarias serviles; ¡los colegios magisteriales son nuestros, recuperémoslos!
¡Abajo la dictadura de JOH!